La miopía es la forma más común de error de refracción ocular afectando a aproximadamente 1.600 millones de personas en todo el mundo (que representan aproximadamente el 22% de la población) y se prevé que aumente su prevalencia a 2.500 millones en pocos años. La asociación entre miopía y glaucoma está bien establecida, con un 6% a 29% de los pacientes con glaucoma primario de ángulo abierto que presentan miopía simultáneamente.
Grados de miopía
Según el grado de miopía podemos distinguir entre una forma benigna, con errores de refracción más leves de hasta –5 dioptrías y ausencia de alteraciones en las diferentes estructuras oculares. Y una forma de miopía alta (o patológica), que representa el 27-33% de todos los pacientes miopes, en la que los errores refractivos extremos de ≥ –6.00D y una longitud del ojo de> 26 mm se asocian con progresivos cambios degenerativos del fondo de ojo, deformación del disco óptico, adelgazamiento de la retina y atrofia coroidea. Estas manifestaciones clínicas predisponen un mayor riesgo para el individuo de desarrollar otras alteraciones oculares. Así pues, podemos relacionar miopía y glaucoma, pero también miopía y degeneración macular, desprendimiento de retina o catarata.
a) Globo ocular de mayor longitud axial asociado a alta miopía
b) Globo ocular de tamaño normal
Miopía: un factor de riesgo de glaucoma
Los estudios basados en la población han demostrado que las probabilidades de desarrollar glaucoma aumentan con el aumento de la gravedad de la miopía. Esta relación entre miopía y glaucoma se da porque, el aumento de la longitud del ojo de los miopes afecta al factor contribuyente más importante para el desarrollo de glaucoma. Los ojos de una persona con miopía ya presentan alteraciones, causando una mayor fragilidad a nivel de las fibras nerviosas que componen el nervio óptico, el cual es mas susceptible a los aumentos de presión intraocular.
Dra. Elena Milla
“Las probabilidades de desarrollar glaucoma aumentan con el aumento de la gravedad de la miopía”
Hipermetropía y glaucoma
Como hemos dicho al inicio, la miopía se asocia con un aumento de la prevalencia del glaucoma de ángulo abierto, mientras que la hipermetropía se asocia con una mayor prevalencia de glaucoma de ángulo estrecho. El ojo del paciente con hipermetropía es (al contrario que en la miopía) de pequeño tamaño y, por tanto, el espacio intraocular destinado al drenaje del humor acuoso (líquido intraocular) se ve muy reducido, con el riesgo de que dicho líquido quede retenido de manera brusca en el interior del ojo, causando una crisis de glaucoma agudo.
Dra. Elena Milla
“La miopía se asocia con un aumento de la prevalencia del glaucoma de ángulo abierto, mientras que la hipermetropía se asocia con una mayor prevalencia de glaucoma de ángulo estrecho”
Diagnóstico del glaucoma en el ojo miope
Las características del ojo miope anteriormente citadas hacen que diagnosticar un glaucoma en estos ojos sea en ocasiones un reto para el oftalmólogo, sobre todo a mayores grados de miopía.
En primer lugar, la evaluación de la presión intraocular (PIO) por sí sola puede resultar ambigua para identificar el glaucoma en pacientes con miopía alta debido al hecho que la PIO depende significativamente del grosor de la córnea. El grosor de la córnea varía según el grupo étnico y es característicamente delgado en los ojos miopes (lo que hace que sean más propensos a un resultado negativo para la elevación de la PIO).Una dificultad añadida al diagnóstico de glaucoma en el ojo miope es que muchos de estos pacientes han sido intervenidos de cirugía refractiva mediante láser excimer (LASIK o PRK) a fin de evitar el uso de gafas o lentillas. En este caso la medición de la PIO, resulta aún mas engañosa debido a que dicha cirugía se realiza sobre la córnea, que es la estructura sobre la que también se realizan las mediciones de PIO.
En segundo lugar, los nervios ópticos de muchos pacientes con miopía alta están acompañados de cambios como inclinación, aspecto torsional o pálido, o atrofia circundante, etc. que hace que sean mas difíciles de evaluar y de decidir si realmente presentan cambios debidos al glaucoma. Además, dichas alteraciones miópicas pueden verse reflejadas en las pruebas de diagnóstico del glaucoma tales como: el campo visual o la tomografía óptica de referencia, confundiendo los resultados.
Fondo de ojo izquierdo que muestra un nervio óptico (1), vasos sanguíneos (2) y mácula (3) de características normales
Miopía y glaucoma ¿Es posible la cirugía refractiva láser (LASIK o PRK)?
En el caso de glaucomas moderados o severos, NO es recomendable realizar dicha cirugía por tres motivos fundamentales:
1. En la cirugía LASIK debe aplicarse un anillo de succión que causa durante unos segundos un aumento muy elevado de la PIO, con el consiguiente riesgo que esto conlleva para un nervio óptico ya dañado.
2. La cirugía conlleva un adelgazamiento de la córnea y, por lo tanto, como se ha descrito anteriormente, un falseamiento en las mediciones de la PIO.
3. Tras la cirugía refractiva se debe utilizar de manera prolongada colirios con corticoides que son fármacos que pueden también causar un aumento de la PIO.
En el caso de hipertensiones oculares o formas de glaucoma muy leves, debe estudiarse cada caso individualmente y, si no hay otro tipo de alteraciones oculares y la PIO está completamente estabilizada, el paciente puede someterse a este tipo de cirugías.
Habiendo visto que existe una relación directa entre miopía y glaucoma, es fundamental que todos los pacientes miopes acudan al médico oftalmólogo al menos una vez al año a fin de ser examinados en detalle para descartar el inicio de la patología glaucomatosa. Detectarlo de manera precoz y comenzar un tratamiento anti-glaucomatoso será fundamental para frenar el avance de esta enfermedad.
Dra. Elena Milla